Quizás las personas más apegadas a la religión lo dan por hecho, pero para quienes no creemos en la vida después de la vida, nos provoca una fuerte impotencia cuando personajes tan nefastos como Pinochet mueren, sin haber pagado en vida por sus crímenes. Es esta precisamente la columna vertebral de “Los fantasmas de Pinochet”, donde nuestro protagonista no paga en vida, pero sí en la otra vida, donde es juzgado de la manera más dura.
“Los fantasmas de Pinochet” me llamó la atención de inmediato, por el hecho de que fuera una novela ilustrada y por lo poderoso de su carátula. Pero el que esté involucrado Francisco Ortega me daba un poco de escozor, hay que decirlo, no se me pueden olvidar sus dichos, pero, por esta vez, decidí hacer algo que aún no decido si aplicar a todo orden de cosas: Separar a la obra de la persona.
Por otro lado, este libro tiene increíbles ilustraciones de Félix Vega, hijo del gran Oskar Vega y que impactan y dan el toque perfecto a este cómic que mezcla ficción con realidad, cuando Pinochet es juzgado después de la muerte por sus mismas víctimas, interpretadas por sus rostros más icónicos como Víctor Jara, el abogado Orlando Letelier, el DC Bernardo Leighton, Rodrigo Rojas del Caso Quemados, Salvador Allende, entre otros, quienes se enfrentan al fallecido dictador como fantasmas de su pasado, muy al estilo “Los fantasmas de Scrooge”, inspiración clara para el nombre.
Es un poco reconfortante ver este fuerte juicio a Pinochet y digo fuerte no por el impacto en el victimario, sino por cómo vemos a sus víctimas ilustradas con las heridas y consecuencias de sus vejámenes, lo que impacta, pero que es necesario para comprender las reales consecuencias de la dictadura, lo que se hizo a personas reales, personas con familia que su único crimen fue oponerse a una dictadura sanguinaria y opresora, cuyas consecuencias aún vivimos y trabajamos día a día por borrar.
“Los fantasmas de Pinochet” no es pura ficción, tiene harta historia real del dictador y temas que lo atormentaban mientras estuvo en el poder y hasta el fin de sus días. Los dejo invitados a darle una vuelta a este libro, que se lee rápido, pero que su contenido queda en la mente, necesario para la reflexión y recordarnos también por qué estamos luchando aún.