En Chile escuchamos poco o nada del cine peruano, a pesar de ser vecinos tan cercanos. Quizás es por esto que nos sorprende el hecho de que “Django: En el nombre del hijo” es la tercera película en una saga que comenzó hace 18 años y una de mucho éxito en los cines peruanos.
“Django: En el nombre del hijo”, del 2019, narra la historia de Django, un conocido asaltante de bancos y su hijo, Salvador, quien vive a la sombra de su hermano muerto y de su padre preso, ambos ídolos en la comunidad marginal donde vive. Salvador se verá involucrado en un mundo de violencia y delincuencia, mientras intenta salvarse de todo eso, a la vez que los caminos con su conocido padre se entrecruzan.
Esta tercera entrega se mantiene en las mismas líneas visuales que las dos anteriores y la historia continúa justo donde la dejamos. Aquí el foco principal está en la acción con sus correspondientes dosis de drama, adecuados para la despedida de grandes personajes como Django, la Chica Dinamita, Tania y Maco, los cuales sus respectivos actores vienen interpretando hace casi dos décadas.
Lamentablemente, el elenco más joven no logra conectar del todo con los espectadores, principalmente debido al rápido paso en el que se desenvuelve la trama. Aunque, cabe destacar la brillante interacción de Brando Gallesi como Salvador con su padre Django. Salvador ya no es el de las peleas callejeras, sino un hijo pródigo para Maco, un cambio notorio de como se conoció.
Con respecto a la acción, las escenas de riesgo no faltan y se notan bien logradas, pero la trama queda muy de lado, sin trascender la historia más allá. Se notan muchos lugares comunes en la mayoría de los conflictos y una serie de estereotipos tanto en los personajes como sus líneas. Aunque se intentó darle un look medio Cine B, esto no quedó muy bien logrado.
A pesar de todo, “Django: En el nombre del hijo” es una película que entretiene y saca al cine peruano de su sopor con una buena dosis de acción, que esperamos vaya en mejora.