ViewSonic presenta el caso de éxito de Klicher Sanhueza, profesor particular y Magister en Educación de la Universidad de Santiago de Chile, quien logró reinventarse con éxito tras el brote de COVID-19 usando la pantalla interactiva de ViewSonic® MyViewBoard® IFP6550 de 65 pulgadas con resolución 4K Ultra HD.
Desde hace más de 15 años, Klicher enseña matemática y física a alumnos de Quinto Básico a Cuarto Medio, prepara estudiantes para la PSU (Prueba de Selección Universitaria) y también hace clases de Cálculo, Álgebra y Estadística a universitarios, ya sea como profesor particular o en el preuniversitario Gauss. A partir de marzo ya no pudo seguir realizando clases presenciales como acostumbraba y decidió comenzar con las clases a distancia, algo que nunca había hecho.
Con la intención de lograr que sus clases virtuales fueran tan efectivas como lo eran cara a cara, decidió invertir en una pantalla interactiva de ViewSonic y utilizar el software MyViewBoard, el cual convierte la pantalla interactiva ViewSonic MyViewBoard® IFP6550 en una pizarra que tanto Klicher como sus estudiantes utilizan para desarrollar clases interactivas donde comparten archivos, documentos, videos y fotos.
Tras más de cuatro meses utilizando la pantalla interactiva de ViewSonic para realizar clases a distancia, Klicher está seguro de algo: fue la mejor inversión que pudo haber hecho tanto en su vida personal como laboral. Antes para realizar algunas clases debía viajar hora y media -ida y vuelta-, mientras ahora lo único que debe hacer es encender su pantalla interactiva, por lo cual ha ganado cuatro horas de su vida que antes perdía en el tráfico, lo que le permite disfrutar más con su familia.
“En las clases presenciales los niños se levantaban mucho al baño y a buscar comida, hacían de todo para evitar las lecciones. En cambio, en las clases a distancia se entusiasman con todas las herramientas de myViewBoard. La interactividad hace que estén constantemente atentos, no piden permiso para ir al baño ni se desmotivan. Alumnos que tenían dos horas de clases me empezaron a pedir cuatro, los que tenían una hora a la semana, pidieron dos”
Klicher Sanhueza.
Para Klicher la prueba más clara de que sus alumnos estaban más motivados que nunca con las clases a distancia y la pantalla interactiva, fue que muchos no quisieron suspender las lecciones durante las vacaciones de invierno, algo que nunca le había ocurrido durante sus 15 años enseñando.
Gracias a myViewBoard, Klicher puede enviar códigos QR con sus clases y archivos PDF con todo el trabajo que realizó junto a sus estudiantes durante una sesión de estudio, lo que permite que los alumnos repasen el contenido y que los papás puedan ver exactamente lo que está estudiando su hijo o hija, lo participativo que es durante las clases y cerciorarse de que el contenido educativo prometido se está entregando.
Sin embargo, no todos los alumnos parecían tan motivados con la idea de tener clases particulares virtuales porque las clases online de sus colegios no eran tan interesantes. “Había un joven que quería clases presenciales, porque supuestamente no iba a enganchar con las virtuales y le dije ‘hagamos una prueba’. La hicimos y ahora está fascinado, tiene dos clases a la semana”, comenta Klicher.
Y no solo los más pequeños se sienten fascinados con esta nueva modalidad, sino que también los estudiantes universitarios y el mismo Klicher, quien asegura que una vez pasada la pandemia al menos el 80% de sus clases seguirán siendo virtuales.