Compuesto de ocho relatos, Elia Santos nos lleva a través del terror y el suspenso con esta antología que con solo 40 páginas incomoda ante lo cotidiano de los que describe.
Cuando cae la noche y no hay estrellas, habito en esa oscuridad. Camino errante, sin sueños ni promesas, porque la oscuridad existe después de todo y simplemente no es nada.
Un infierno, un cadáver, apariciones, sombras y oscuridad son algunas de los elementos claves que podemos encontrar en No lo leas: Colección de pesadillas. Como su nombre lo indica, la lectura de esta antología es un recorrido por esos malos sueños que muchas veces nos asaltan cuando cerramos a los ojos y que nuestra mente adapta llevándolos a su peor forma.
La gasolinera, Alguien me mira, El terapeuta, La niña, Historia de un crimen pasional, La oscuridad existe, El niño negro, y El puente peatonal son los relatos que nos trae la autora, donde los elementos tradicionales del género del terror y el suspenso los transforma en bases propias, impregnándoles de una cotidianidad que les hace particulares pero comunes, ayudando a que nos familiaricemos con lo que sucede.
Asimismo, las narraciones no son complejas, aunque la atmósfera que crea en torno a los relatos es lo suficientemente angustiosa, para esperar encontrar algo observándonos cuando levantemos la mirada.
Los relatos se unen por el factor cotidiano que subyace a las pesadillas, sin embargo, resulta interesante el hecho de que la autora se mantiene fiel a lo ilógico de las pesadillas, sintiéndose como tal y le da coherencia, entendiendo ésta en términos de que el acuerdo tácito funciona y sin cuestionamientos, ya que en ningún momento intenta justificarlas.
Me la pasé consumiéndome en el infierno, rogando un perdón que no llegaba
No lo leas: Colección de pesadillas es un buen inicio para la autora, ya que logra ir más allá a través de sus palabras para hacernos sentir incómodos en la manera en que sólo un libro de miedos bien hecho, puede lograr.