La nueva novela de la escritora española Elisabet Benavent nos trae una apuesta por el amor y valor propio envuelto en un romance sencillo pero divertido, ideal para este tiempo de cuarentena y que lo tenemos gracias a Penguin Random House bajo el sello Suma.
Y aun teniendo tantas cosas…, lo que más importaba era la tremenda sensación de que no tenía absolutamente nada
Esta historia va a seguir las vidas de Margot y David, ella tiene un puesto importante y viene de una familia adinerada, mientras que él hace malabares entre tres trabajos y ayudar a sus amigos, que le dan alojamiento en su sofá, con su hija. Así, el libro se cuenta desde las dos perspectivas de los protagonistas, pero con una inclinación hacia la de Margot.
Ella es un personaje con muchas dudas e inseguridades que siempre ha pensado que debe demostrar que merece el lugar que ocupa, esto hace que leamos mucho debate consigo misma por las decisiones que toma y también reflexiones sobre todo lo que ha hecho.
David, por su lado, tiene un problema consigo mismo y con las repercusiones de ciertas decisiones para su vida, con un halo de tristeza por no sentirse suficiente para la chica que él siente que ama.
En medio de estas situaciones, un hecho fortuito hace que estos dos personajes se conozcan y comiencen a fortalecerse mutuamente en torno a la seguridad en sí misma mientras prometen ayudarse para recuperar a sus respectivas parejas.
En general, es un libro que se lee súper rápido porque tiene una forma sencilla y ágil de avanzar, pese a la cantidad de páginas que tiene. El lenguaje es bastante simple y pícaro, pero que juega un papel importante a la hora de crear un ambiente natural y cómplice entre ellos.
Los protagonistas son dinámicos y la relación que van desarrollando es genuina y bien construida, pese al cliché del que parten. La atmósfera que crea la autora con respecto al viaje que realizan confluye en una manera que resulta ideal para nutrir a estos personajes en especial. No obstante, el gran fallo del libro se da en el plano de los personajes secundarios, ya que estos apenas se sienten y sus conflictos poco aportan a la línea principal y se alargan innecesariamente.
El final es una jugada que puede dejar dividido al lector: por un lado, es una sorpresa que no se ve venir y, por otro, genera algo de ruido, puesto que la autora no toma muchos riesgos para darle una conclusión.
La perfección es romántica por pura casualidad y lo más bello es siempre lo más efímero
Un cuento perfecto es un libro que trata de demostrar que los finales felices no son desenlaces perfectos como los que hemos leído o visto, sino que, son aquellos que nos deben dejar satisfechos y contentos a nosotros mismo con las decisiones y las directrices que le damos a nuestras vidas.