Más terrorífico que cualquier película de terror, es una película basada en hechos reales que te muestra la verdadera cara de los seres humanos, la falta de ética y empatía de la que nos rodeamos todos los días sólo por ganar más dinero. Es aquí donde “El precio de la verdad” (Dark Waters) nos da una cachetada de lado a lado.
Con el exitoso estreno de “Richard Jewel” en enero, queda más que claro que son estas historias reales y bien contadas las que más impactan en la audiencia.
“El precio de la verdad” nos cuenta la historia del abogado Rob Bilott (Mark Ruffalo), quien se encuentra en un momento clave de su carrera, pero logra dejarlo todo de lado para ayudar a un granjero empeñado en que un basural vecino está contaminando su campo y matando a sus animales. La historia está basada en el artículo de The New York Times “The Lawyer Who Became DuPont’s Worst Nightmare” y que develó cómo una importante empresa estaba contaminando al mundo entero con sus productos.
Ésta es una historia 100% humana, que nos da de frente con la impotencia del más pequeño que simplemente no puede contra el más grande, los vacíos legales, la impunidad que entregan los millones y la resiliencia del ser humano que no quiere darse por vencido, aunque esté todo perdido.
El premio mayor sin duda se lo lleva Ruffalo, con una interpretación que nos cala el alma, reflejando en todo su cuerpo el cansancio, la desesperación y la impotencia. Por otro lado, el rol de la esposa de Bilott, con Anne Hathaway es casi sin importancia en la historia y podría perfectamente no existir, no tengo claro si éste realmente fue el papel de la esposa de Bilott o quisieron escribirlo así, invisibilizando una vez más la influencia de la mujer en el cine.
La película nos lleva por varias etapas temporales, empezando en los años 70′ y terminando a mediado de los 2000. Esta temporalidad está clara y se nota en la ropa, los autos, los colores de las escenas y sobretodo en la tecnología a disposición de los protagonistas para poder investigar el caso. Dejando de lado esa incesante necesidad de las películas de querer reflejar con la música el paso de los años.
“El precio de la verdad” es un imperdible en los cines en estos momentos y no sólo por entretenimiento, sino por los hechos que presenta, hechos que todos tenemos que saber y también por un mensaje de que cuando parece todo perdido, en verdad no lo está.