Un caso emblemático y la posibilidad de estudiar donde los hechos se desarrollaron son parte de la premisa que nos trae Maureen Johnson con El Caso Vermont, un libro donde el pasado y el presente se entrelazan con un crimen que vuelve como un acertijo sin solución. Sin embargo, el libro no pasa más allá de ser una introducción, aunque deja las preguntas necesarias para continuar con su lectura.
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El Caso Vermont (Truly Devious en inglés) es el primer libro de la trilogía Truly Devious y la mejor manera de definirlo es como una introducción que podría haber sido más. En general, el libro aborda la llegada de Stevie a la Academia Ellingham, lugar envuelto por la tragedia que afectó a la familia Ellingham y un caso que Stevie cree que nunca fue resuelto. Durante más de la mitad del libro vemos como la joven se instala en este recinto y con ello lo que implica mudarse, establecer nuevas relaciones mientras lidia con la ansiedad que todo esto conlleva. En ese sentido, la autora sabe cómo retratar este trastorno en el libro, sin usarlo como un hecho más a la trama, sino que tiene trabajo y peso en la historia.
En paralelo, vamos conociendo los detalles del caso Vermont que ocurrió en 1936. Aquí viene un pero: la falta de conjeturas o descubrimientos en torno al caso. No es hasta el final que tenemos el giro que podría ser la clave para resolver el caso Vermont, sin embargo, este pasa a segundo plano ante otra revelación y que constituye el “continuará” que cierra el libro y que se vincula con uno de los aspectos que juegan en contra a la historia de Johnson: el romance.
Es entendible que en este tipo de libros juveniles, el romance tenga un rol importante, sin embargo en El Caso Vermont esta necesidad de poner una relación no juega a favor y no llega a implicar al lector en estas partes. La interacción se siente forzada e irreal, sobre todo porque antes de que se dejara de manifiesto que podría haber un romance allí, es muy poca la interacción entre ellos y en las que hay, apenas cruzan palabras. De hecho si se eliminara esto y se suplieran estas partes con otras, el libro no se vería afectado en lo sustancial.
También juega en contra uno de los aspectos que debería mejorarse en los otros libros y que tiene que ver con el desarrollo de los personajes. Hay diversidad de personajes, algo que siempre es bienvenido, pero todo se siente superficial en plan “tú eres x persona y sólo harás x cosa”, o su aparición se daba en contados momentos, algunos sólo hacia el final toman peso.
Ahora bien, una de las principales ventajas que tiene el libro es la forma en que retrata a Stevie, sobre todo su forma de pensar y cómo no teme a hacer lo que sea necesario para conseguir respuestas. Por otro lado, la manera en que la autora encamina el personaje respecto a su forma de relacionarse con otros resulta coherente, ya que hay un evolución muy bien focalizada, puesto que Stevie avanza o mejora en lo que verdaderamente le cuesta, pero sin dejar a un lado esta necesidad de descubrirlo todo, pese a que es una cualidad que podría molestar.
El final es uno de los puntos cuestionables, es demasiado abierto y no cierra ninguna de las ideas que presenta, aunque si deja lo necesario de intriga para continuar con esta historia.
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El Caso Vermont es el primer libro de una trilogía y viene a sentar las bases en torno a los crímenes y la oscuridad que envuelve a la academia Ellingham. Una introducción que, en definitiva, podría haber tenido un mejor desarrollo y alguna conclusión para uno de los tantos misterios que dejó este libro, pese a ello, se transforma en una historia que deja el camino abierto para llegar al siguiente nivel y hacer de esta una interesante trilogía.