Del director iraní Soheil Beiraghi, llega “El Permiso” (Araghe Sard), una cruda mirada a la realidad que por estos lados del mundo se nos hace tan lejana: Las restrictivas y patriarcales normas civiles de las naciones musulmanas.
La trama nos pone frente a Afrooz (Baran Kosari), capitana de la selección nacional de Futsal, quien no puede viajar con su equipo a jugar la Copa de Naciones Asiáticas en Malasia, ya que su marido, de quien está separada, mas no divorciada, le niega el permiso, usando las herramientas legales a su favor.
La película no lo deja 100% claro y pienso que puede haber sido a propósito que sea implícito, pero según mi apreciación, Afrooz ha rehecho su vida sentimental junto a su amiga y compañera de equipo Masi (Hoda Zeinolabedin), con quien comparte un departamento y quien no viaja a Malasia para ayudarla con su lucha por lograr su sueño. No sé si la poca claridad con respecto a la sexualidad de Afrooz me molesta, ya que podría ser una bandera de guerra aún más amplia, no sólo por las mujeres, sino también por la comunidad LGBTI+. Pero otro lado, el foco de la película era uno y ahondar en ello quizás se alejaba un poco de él y hay muchas cosas de índole sexual que son dejadas como implícitas a lo largo de la película.
La historia se presenta de manera sencilla y sin mayores aspavientos. La lucha incansable de Afrooz por derribar trabas culturales y religiosas que llevan siglos en pie es inmensamente frustrante de presenciar como espectador y como mujer, queriendo en todo momento que nuestra protagonista pueda lograr su objetivo de escapar de su marido opresor y cumplir su sueño, pero sabiendo muy bien que esta no es la realidad para muchas mujeres.
“El Permiso” es una película que con pocos personajes es capaz de dibujar un panorama de opresión que no deja indiferente a nadie. El ritmo de narración es ágil y el abrupto final es correcto y acorde al contexto en el que se lleva a cabo la historia.
Hay también un énfasis visual en el uso del hiyab como prenda restrictiva, en varias escenas es el protagonista y queda claro cuándo hay que usarlo obligatoriamente y sus distintas facetas dependiendo de la formalidad de la ocasión. Ésto refuerza el relato sobre cómo estas mujeres son controladas hasta en su forma de vestir. Asimismo, el auto de Afrooz se utiliza también como símbolo de su libertad, la vemos constantemente refugiándose en él, al ser el único elemento que no es propiedad de su religioso marido.
A pesar de no estar basada en una historia real, “El Permiso” sí cuenta lo vivido por cientos de deportistas iraníes que no logran viajar por culpa de sus maridos y más recientemente, en 2015, la historia de “Lady Goal”, la futbolista de ese país a quien su selección expulsó ya que no pudo viajar debido a que su marido le retuvo el pasaporte.
La lucha de Afrooz es una que no debe pasar desapercibida y que todas las mujeres del mundo han experimentado de una forma u otra cuando sus posibilidades han sido limitadas solo por ser mujer. Un filme para reflexionar.