La historia de C.L Taylor, Desaparecido, nos cuenta la historia de Claire, una madre en la búsqueda de su hijo que lleva seis meses desaparecido y pese al comentario general de que el joven escapó, ella seguirá creyendo que algo más ha pasado. Algo que involucra a su familia y que pronto nos llevará en un recorrido teñido por las dudas y la intriga.
Ya aparecerá. Nada se pierde para siempre.
Con un estilo sencillo y ágil, Desaparecido parte seis meses tras la desaparición de Billy y Claire, su madre, está haciendo todo lo posible para que el caso de su hijo siga vigente. Va a televisión, frecuenta los lugares a donde Billy podría ir, pega carteles para conseguir cualquier pista de su paradero, pero nada ha resultado y sin esperanzas, Claire comienza a desconfiar de su familia.
Al principio cuesta tomarle el ritmo a la lectura, hay baches en la narración que obedecen a la situación angustiosa que vive Claire y que se agudiza con un trastorno psicológico que le hace perder y recobrar la memoria de ciertos momentos que luego se van armando como un rompecabezas. No obstante, una vez que se toma el hilo, la lectura se vuelve rápida dejando semillas de intriga por doquier, despistando al lector y haciéndole crear distintas hipótesis en torno a lo que sucedió la mañana en que Billy desapareció y por qué.
Los capítulos están narrados en primera persona por Claire, cuya mirada y las emociones que la agobian traspasan la página y hace pensar en lo que una misma podría sentir ante tal situación. Estos capítulos se alternan con un chat, si bien sospechamos quién es uno de los que participa, estas conversaciones son claves para armarnos otra parte del rompecabezas para entender lo que está sucediendo.
Uno de los puntos fuertes del libro recae en sus personajes, ya que al no ser muchos y pese a que Claire es la principal, los secundarios también aportan al contexto del libro y nos dan pinceladas de cómo están viviendo la desaparición de Billy. En ellos podemos ver reflejados las distintas formas de reaccionar ante eventos traumáticos, y en cierta medida, apela a que no todos podemos tener la misma respuestas, pero que todas esas formas de sentir son correctas. Desde la ira hasta la angustia que genera el no saber, son reacciones válidas.
En cuanto al final, si bien se veía a venir en el último tercio del libro, aun así la forma en que la autora trabaja con la narración resulta funcionar como cierre. Las sospechas del lector se van confirmando, pero lejos de generar la familiar irritación de haberlo anticipado o criticar por la predectibilidad, en el caso de Desaparecido termina siendo un sensación de satisfacción, ya que la autora lleva por tantos caminos que en muchas ocasiones logra despistarnos, y si al final logramos descubrir la verdad, queda la idea de que cumplimos nuestro rol de investigador, que es parte del por qué los thriller son tan exitosos y llamativos como lecturas.
Todos nos estamos derrumbando, pienso, pero ninguno lo demuestra
Desaparecido es un thriller psicológico que va de menos a más y que innova, en cierto sentido, la perspectiva de la narrativa, rompiendo con el tradicional punto de la víctima, del culpable o del investigador, para darnos una historia contada desde el sufrimiento de una madre y que a pesar de que el lector puede adivinar el final, el ritmo del libro en ningún momento permite que nos alejemos de este relato y lo mantengamos en nuestras manos hasta la última página.