Decir que el camino de Midsommar a las salas chilenas ha sido accidentado sería minimizar la situación. Le ha pasado de todo a la nueva película de Ari Aster y saber que está al fin en cines no me podría llenar más de alegría, estamos frente a una de las visiones más realizadas y completas de 2019 y saber que podremos verla en la pantalla grande es un privilegio.
Midsommar pilla a Ari Aster en un punto interesante de su carrera, luego de obtener éxito y reconocimiento por su cinta Hereditary de 2018, el estadounidense decide volver al género del terror. Este es el momento que definiría si Aster se volverá un nuevo Richard Kelly post Donnie Darko o más un Damien Chazelle con La La Land, y vaya que Midsommar deja claro que va por esa segunda opción.
Midsommar toma todo lo que muchos amamos de Hereditary (la precisa fotografía, la construcción de mundo, la forma en que se desintegra una familia, etc) y le sube todos los volúmenes. Al igual que en su cinta anterior, Midsommar es de igual forma una película de terror sobre un culto, como un drama sobre relaciones disfuncionales. En esta oportunidad tenemos a una pareja interpretada de manera magistral por Florence Pugh y Jack Reynor, los cuales en un último intento por salvar su relación, viajan a Europa a visitar esta pequeña comunidad en Suecia.
Desde sus primeras escenas queda absolutamente claro el dominio de Aster sobre el material, la película abre con una escena increíblemente violenta, pero es enfrascada en algo mucho más aterrador: la idea de que esta pareja esta unida solo gracias al sufrimiento. Por mucho que detestes estar con una persona, ¿cómo le dices que quieres terminar con él o ella si una tragedia acaba de ocurrir? Es con esta pregunta que nos vamos a los títulos iniciales y la cosa se complica desde ahí.
Midsommar es una de las presentaciones de la vida en pareja más honestas y brutales que ha llegado a la pantalla grande en mucho tiempo, es una delicia visual y una experiencia que merece ser vista en el cine. Al igual que con Hereditary, Ari Aster logra encontrar catarsis emocional en los lugares más oscuros de la experiencia humana y lo encuentro absolutamente valiente y admirable.
Todo esto sin siquiera haber mencionado lo divertida que es en cuanto al humor, lo fresca que se siente la representación del uso de sustancias alucinógenas, lo novedoso que se siente mostrar una película de terror donde siempre es de día y todo el propósito que tiene el lore detrás de la comunidad que visitan. Midsommar es una cinta que podrías pasar horas y horas discutiendo y personalmente no puedo esperar para verla de nuevo. Estoy completamente a bordo del tren Aster de aquí en adelante y no puedo esperar a ver como esta cinta se convertirá en un clásico del terror en los años que vienen. Ubicaré a “Midsommar” en el lugar número 3 de las 138 películas que he visto de 2019. Arriba de “I lost my body” y debajo de “Climax”.