Propuesto como una historia en la línea de la narrativa de Stephen King o series como Stranger Things, Sombras en el bosque trata de mostrar un relato guiado por la intriga y el suspenso en torno a hechos que en apariencia son distintos, pero cuyo secreto se revela de forma prematura y con expectativas que decaen con cada página que se avanza.
A veces pienso que es fácil perderse intentando encontrar una historia donde no la hay. A veces, lo que sucede es que la gente es mala, y ya está. A veces es así de claro
Sombras en el bosque nos presenta el relato del Hombre Alto, un especie de fantasma malvado que se lleva a los niños y hace especiales a otros. En este sentido, el libro ocurre en tres líneas de tiempo, en primer lugar con la historia de unas niñas que quieren ser especiales para el Hombre Alto, en segundo lugar, la historia de una madre que deja abandonada a su hija y su posterior regreso, y finalmente la historia de un juicio por asesinato.
Hasta ahí la trama del libro va bien, el problema se presenta cuando al pasar apenas unas treinta páginas se revela lo que las entrelaza y el desarrollo de la historia se vuelve lento y poco atractivo, siendo sólo la narración de una secuencia de hechos que pierde ritmo y que se vuelve reiterativo mientras se avanza con la lectura.
La historia se nos presenta a través de la filmación de un documental lo que resulta un recurso atractivo, pero la autora no logra aprovecharlo al ofrecer una historia sin chispa, pese a lo llamativo del argumento, volviéndolo predecible y con giros demasiado preestablecidos, es decir, vuelcos en la trama qué podemos anticipar.
Lo más rescatable que podemos hallar en Sombras en el bosque es la pregunta por el asesinato, ya que la autora -en ese sentido- logra que lector se pregunte quién es la víctima, puesto que el asesino lo conocemos desde el principio.
Sabía, por encima de todas las cosas que el final de la historia del relato se había alterado. Pero que el final ya había llegado
Sombras en el bosque es una historia con un gran potencial, pero que éste no se ve reflejado en sus páginas. Una lectura que en cierto punto se vuelve tediosa y que despierta emociones totalmente distintas a las que promete, del miedo que en apariencia ofrece hasta el cansancio que afecta al lector, haciendo que se pregunte: ¿cuánto falta para terminar?