Con la dirección de Stephan Streker, llega a la Sala de Artes de Cinépolis la producción belga-paquistaní La boda (Noces) con la historia de Zahira, una joven dividida entre la tradición cultural que rige a su familia o la posibilidad de tomar sus propias decisiones y construir su futuro.
La historia sigue a Zahira, quien a sus 18 años, ya está en edad para contraer matrimonio según la tradición paquistaní, sin embargo, su crianza en el lado occidental del mundo le ha enseñado que cada uno puede decidir por si mismo, lo que representará el principal obstáculo para su familia, quien se empeña en forzarla a elegir un marido para mantener su honor.
En este sentido, la película entrelaza de una forma impecable el conflicto físico -la negativa a casarse arriesgándose a perder a su familia- con el conflicto emocional que afecta a nuestra protagonista, dejándolo de manifiesto en el uso del primer plano, con el que nos permite echar vistazos al interior de Zahira.
Durante la hora y cuarenta minutos que dura aproximadamente, somos testigos de este tira y afloja en el debate al que se enfrenta Zahira, pero que a pesar de terminar cediendo a los deseos de su familia, su vida toma un curso distinto a lo que ella creía.
Las pistas que se nos van entregando desde el segundo acto, nos encamina a un final del que pareciera que estamos al tanto, pero que al estar frente él resulta difícil de procesar ante la transformación que sufren sus personajes.
Lo interesante de esta película es que, a pesar de la simpleza en su puesta de escena y sus diálogos, la actuación de su elenco sustenta toda la cinta y sirve de soporte para la crítica social que deja reflexionando al espectador, incluso después de abandonar la sala.
La boda (Noces) es una película con un relato desde la realidad de los matrimonios concertados y la vulneración a la que las mujeres se deben enfrentar por una tradición que atenta contra todo derecho, y que logra inquietar al espectador con una actuación y libreto magistral.