La semana termina, pero no nuestro viaje por el Santiago Festival Internacional de Cine. El día de hoy vimos otra película de la competencia nacional: “El día más largo” de Diego Escobar.
El día más largo propone una trama interesante. ¿Qué haría un niño, si de la nada, sus padres desaparecieran y quedara solo e incomunicado del mundo? Quizás estén pensando que Jimmy Neutrón: Niño Genio (2001) ya se hizo esta pregunta, pero es verdad que Metroville es bastante distinta al campo chileno. No negaré que hay talento detrás de esta cinta, especialmente en el área de la fotografía, felicitaciones a Yusuke Hagiwara por lo profesional del look con lo que parece un presupuesto mínimo. El uso de la máquina de humo para generar rayos de luz desde la ventana está perfecto.
Sin embargo, no se si puedo decir lo mismo del resto de la película. Algo que me llamó mucho la atención es lo anacrónica de la historia. El niño protagonista hace referencias a 31 minutos y Ronaldinho, además de ver Dragon Ball en una tele CRT; pero al mismo tiempo también canta Pumped Up Kicks y hace bailes de Fortnite. También es muy poco clara la situación económica de su familia, si este chico juega Fortnite y vive en una casa bastante grande con piscina en lo que parece ser San José de Maipo… ¿cómo es posible que no tenga un pc con internet para contactar a otras personas? Y en este mismo sentido… ¿Por qué una familia con estos medios económicos tiene una tele CRT aun? Sabemos por información entregada visualmente que no puede ser menos que 2017, ¿pero en serio creen que un niño de 10 años hablaría de Ronaldinho por sobre Neymar, Messi, Vidal o Sánchez?
Sumado a todo esto, la película apenas sostiene su duración de 61 minutos. Entiendo lo que quieren lograr, pero no es una secuencia de eventos que te mantenga esperando que pasará después. Quizás habría podido perdonar más la “no historia” si el chico protagónico hubiera sido más carismático de ver, pero lamentablemente su actuación deja mucho que desear. Incluso al lado de otras películas de SANFIC como Los Tiburones, la performance de Vicente Escobar se siente contenida. Hay una escena donde este chico bebe alcohol y se pone a bailar, donde claramente puedes notar lo auto consciente que estaba, jamás creería que este niño está intoxicado.
Finalmente la dirección, aunque definitivamente deliberada, me quitó mucha de la potencial tensión en la historia. Respeto la decisión de presentar la cinta de una manera fría, casi objetiva; pero cuando mucho de la experiencia depende de ver al protagonista descubrir este nuevo mundo, la elección de planos muchas veces le quitó este sentido de descubrimiento. El perfecto ejemplo es una escena donde Vicente debe cruzar un puente, apenas este pone un pie en la madera, el siguiente plano viene desde el otro lado de este puente. Subconscientemente diciendo, ahora solo hay que esperar que el niño cruce el puente… y lo hace. No quiero decirle al director como debería haber hecho su película, pero en mi humilde opinión mantener la perspectiva del niño en escenas como estas siempre ayuda a ponernos más en su lugar.
Me imagino esto perfectamente como un corto de 20 minutos y amándolo mucho más, pero en su estado actual me es imposible recomendarla. Ubicaré a “El Día Más Largo” en el lugar número 69 de las 109 películas que he visto de 2019. Arriba de “God of the Piano” y debajo de “Chasing Happiness”.