Casarse es todo un acontecimiento, los preparativos, el banquete, la fiesta, todo por la unión de dos familias, pero ¿conocen los secretos de sus nuevos parientes?
Boda sangrienta nos aterriza en los momentos previos al matrimonio entre Grace y Alex, uno de los hijos de la adinerada familia Le Domas, la que ha hecho su fortuna a base del comercio de distintos juegos de mesa. El aparente descontento que siente la familia hacia Grace es una de las principales preocupaciones para ella, sin embargo, cuando llega la medianoche, Grace descubre que la familia Le Domas tiene una extraña tradición: para convertirte en un miembro, debes jugar y a Grace le ha tocado El Escondite, una carta que la sentencia a morir.
Esta película nos presenta una trama sencilla a la que estamos acostumbrados cuando se trata de película de terror: escapar de aquello que quiere matarnos. Sin embargo, el desarrollo de la acción mantiene al espectador inmerso en la situación por la que atraviesa Grace, buscando la forma de escapar de la casa Le Domas y salvarse con la ayuda de su marido.
No obstante, al entrar al segundo acto el tono de la película gira a la comedia y trata de compaginar los dos géneros. Si revisamos las escenas cómicas como errores al disparar y sortear quien lleva un cadáver, efectivamente genera gracia, pero en su relación con otras escenas más “oscuras” hace que ésta pierda la potencia y nos quedemos con la sensación de que se podría haber sacado provecho de la actuación de Grace y de sus persecutores, quienes creen que, de no matarla, ellos morirán.
Las motivaciones de un personaje siempre son un punto importante a la hora de caracterizar y seguir con la lógica del relato. Una de las primeras cosas que podemos resolver es si Grace va a sobrevivir o no, y superada esta pregunta viene ¿por qué la necesidad de la familia por asesinarla? Desde que conocemos esa respuesta, la película va en picada.
El trabajo logrado en la primera parte decae y todo gira en torno al diablo junto a la desesperación de mantener el estatus y la fortuna, culminando en un final excesivo y un tanto grotesco por la brusquedad con la que se nos presenta y que da un cierre con preguntas sin responder.
Al margen de ello, es importante destacar la puesta escena y el trabajo realizado por la dirección artística, ya que la combinación entre los colores, los planos y la luminosidad dan un ambiente claustrofóbico y antiguo, pero que, a diferencia de otras películas de terror, se subordina a los personajes, pues son éstos donde está el énfasis.
Boda sangrienta es una película con crítica a los grupos más adinerados y que la plantea desde el terror y la comedia en una combinación prometedora, pero que se pierde ante la línea de acción y que deja con un sentimiento de que podría haber sido mejor y que no llegaron a cumplir con las expectativas.