CRÍTICA DE CINE: “Araña” ¿Es Andrés Wood el salvador del cine chileno de 2019?

No creo que sea sorprendente para nadie, pero “Araña” era mi película chilena más anticipada de este año. Es verdad que si comparamos los presupuestos, lo más probable es que Araña tenga una ventaja comparada con los otros estrenos nacionales que hemos visto. Pero habría que estar ciego para negar que no ha sido un buen año para la producción local. Excluyendo “Ella es Cristina” y “Dios” cada película chilena de 2019 ha sido mediocre o derechamente terrible. Tenemos a Marilyn, La Misma Sangre, Mi Amigo Alexis, Hecho Bolsa, etc. ¿Pudo Araña romper esta mala racha? Te cuento a continuación.

Me alegra reportar que: absolutamente, Araña es una de las películas más valientes de 2019. Es una mirada compleja y absorbente a un conflicto que ya hemos visto antes en el cine, pero desde una mirada completamente distinta. En resumen, y sin spoilear nada, Araña es la historia de un grupo de activistas de extrema derecha tanto en 2019 como en 1972. El film evita en todo momento caer en moralidades simples o en personajes “buenos” y “malos”. Es probable que mucha gente odie esta cinta por esto mismo, pero para mi es su mayor fortaleza.

No sería difícil argumentar que en Araña no hay protagonistas agradables. Todos los personajes protagónicos son violentos nacionalistas y fascistas, pero ahí está la clave. Desde un punto de vista de guion es una decisión increíblemente valiente y dura. Una persona que esté de acuerdo con estas ideas extremas podría ver este film y no encontrar nada problemático con ella. La cinta está en esta ambigua y delgada línea que adoro. Esto no quiere decir que el film fetichice o premie a los personajes por sus acciones, al contrario. Es refrescante ver una cinta nacional  con una mirada tan audaz de un tema tan complicado. La secuencia final de la película es una de las más tensas del año y esto se siente así porque la película ya ha demostrado que está dispuesta a ir más allá.

En cuanto a lo técnico, Araña está muy bien lograda. La estabilización de cámara es natural y otorga fluidez, la iluminación y fotografía aunque no siempre perfectas son las mejores del año para una producción nacional. Y la corrección de color está tan inteligentemente hecha, que  solo con un plano puedes saber si estamos en los 70 o en 2019. Es más, hacia el final de la película la corrección de color refleja perfectamente el tagline del film: El pasado se hace presente.

Es tan maravilloso ver una cinta nacional hecha con tanta inteligencia y cuidado que es inspirador. Después de meses y meses de ver puras “Marilyns” como el estreno nacional de la semana, es esperanzador ver que el cine chileno no murió con el Oscar.

Pero como esto no es una nota promocional para Araña, sí, tengo varios problemas con el film. En primer lugar hay una serie de fundidos a negro donde el sonido solo se corta abruptamente y suena súper  poco profesional y descuidado. También hay un abuso de la sangre generada por computadora, la cual siempre luce falsa y barata de poner en post y la actuación de varios extras y personajes secundarios es derechamente mala o distractora, ese chico que dice repetidamente “no si no me estoy riendo de nada” siendo el mejor ejemplo de esto. Ubicaré a “Araña” en el lugar número 14 de las 90 películas de 2019 que he visto, arriba de “Dolor y Gloria” y debajo de “John Wick 3”.