Amo los animales como cualquier otra persona, cada vez que veo estas fotos de cacería en África me quiero suicidar y siempre que puedo trato de ayudar monetariamente a cualquier refugio de animales que pase pidiendo monedas en el metro. La mitad del trabajo de esta película ya estaba hecho, no podría estar más de acuerdo con todo lo que esta película propone en cuanto a mensaje. Y aun así la arruinaron.
“Mi mascota es un león” no es tu típica película de relación entre un niño y un animal salvaje, o sea… sí y no. Hay un aspecto en particular sobre este film que es admirable, la relación entre el león y la niña es real. Esta cinta muestra a actores reales interactuando constantemente con leones reales, es más, el film tuvo que ser rodado durante años esperando que el león protagonista creciera. Encuentro todo esto fantástico, me encanta el compromiso demostrado aquí. Ver a la niña literalmente entre garras del porte de su cara genera una conexión instantánea, es como la película “Roar” pero sin las heridas y las muertes.
Lo que hace aun más decepcionante hablar de lo mucho que no me gustó este film. El concepto es atrevido pero la ejecución es casi de Película Original Disney Channel, con todo el respeto que les tengo. La primera hora de la película esta dedicada a ver como esta relación crece con el tiempo y… eso. No aprendemos mucho más sobre los personajes fuera de si le gustan los animales o no. Recién en la última media hora cosas de “consecuencia” empiezan a ocurrir, pero para entonces el aburrimiento ya es total. Lo que podría haber sido una intima y emotiva película que toda la familia puede disfrutar, terminó con una niña abandonando un auto y paseando su peligroso león por un mall. Es literalmente un milagro que la protagonista no matara a nadie. Es esta clase de despreocupación por el material lo que arruina lo “realista” del enfoque detrás de cámaras.
De hecho gran parte del conflicto del film recae en que Mia, la protagonista, no debería tener un león de mascota porque este probablemente terminará asesinándola. Esto es un problema hasta que la película decide que deja de serlo y el león termina caminando como un gatito al lado de la gente nativa de África, los cuales son obviamente muy místicos… porque África. Esto es algo que se repite mucho en esta cinta, la protagonista Mia no quiere tener nada que ver con este león al principio, hasta que de la nada decide convertirlo en su mejor amigo. Todo es un problema hasta que deja de serlo y así por 90 minutos. Aprecio demasiado las buenas intenciones del film, pero es tan manipuladora y tan poco consistente en su ejecución que no puedo recomendarla.
Siendo honesto no me imagino a un niño soportando los 90 minutos que dura esté film, la película tiene un gran atributo y lo desperdicia por completo. Es una pena, porque probablemente no volveremos a ver algo así en años. Es lenta, sutilmente racista y probablemente sacarás más de un buen documental en casa. Ubicaré a “Mi mascota es un león” en el lugar número 61 de las 712 películas que he visto de 2019. Arriba de “Marilyn” y debajo de “The Prodigy”.