Londres, 1888, y un asesino suelto que atemoriza a todo una ciudad. ¿Quién no conoce el caso de Jack el Destripador?
El misterio en torno la identidad del asesino es hasta el día de hoy, tema de investigación y de nuevas apuestas literarias. Este es el caso de “A la caza de Jack el destripador”, el primer libro de la saga homónima de Kerri Maniscalco, con la que la autora pretende llegar a sus lectores a través de lo juvenil con Audrey Rose Wadsworth, una adolescente nacida en la clase alta del Londres victoriano, pero cuyas aficiones escapan de las cuestiones banales a las que se relegaban a las mujeres, para enfocarse en la ciencia forense.
La joven tenía razón. Este era el lugar en el que las pesadillas buscaban inspiración
Antes de hablar sobre la historia en sí misma, es necesario destacar el trabajo de documentación que realiza la autora a la hora de escribir este libro y la consideración hacia quienes conocen los detalles del caso de Jack el Destripador, pues es meticulosa y en un apartado explica los aspectos que tuvieron que ser cambiados para que pudieran encajar con el libro. Asimismo, la incorporación de algunas fotografías facilita la visualización de las escenas, sobre todo de una época que sólo conocemos en imágenes.
Dicho eso, la promesa de una historia potente basada en este famoso caso deja con gusto a poco a la hora de terminar, pues Maniscalco se centra tanto en las descripciones -que, sin duda, logran su propósito- que deja a un lado la acción, pues si bien hay constante movimiento de nuestra protagonista, en ocasiones se aleja de la trama principal.
Otro punto es el discurso de este libro, pues en él vemos mucho del hoy en 1888, y se nos muestra, constantemente, que Audrey Rose es la única mujer que vale la pena resaltar pues a la vista de todos su pensamiento adelantado en la época, la transforma, de hecho, en alguien especial. En este sentido, ni siquiera se da espacio a personajes secundarios de interés y menos aún personajes femeninos relevantes aparte del de nuestra protagonista, y las pocas mujeres que se nos menciona siguen en la lógica de la frivolidad e incluso una potencial amiga de Audrey, que pareciera tener la misma fuerza su misma fuerza, es reducida al canon de la época.
Finalmente, el personaje que termina siendo Jack es alguien cuya motivación es algo excesiva para la forma en que se nos presenta. La autora tampoco le saca partido a este villano en su intento de hacerle pasar inadvertido, a la espera del momento del gran descubrimiento, sin embargo cuando éste llega, no hay ninguna sorpresa porque todo apuntaba a este personaje, siendo algo predecible y decepcionante.
Se suponía que la bondad, por más retorcido que pareciera, no debía estar encarcelada en un corazón helado y en un exterior ansioso
Para ser el punto de arranque de una tetralogía, A la caza de Jack el Destripador no es la mejor apuesta, pues si bien tiene casi todos los elementos para desarrollar una gran historia, la autora no supo aprovecharlos al enaltecer tanto la figura de nuestra protagonista y dejar sin su espacio al resto de personajes, incluido a quien resulta ser nuestro villano.
Con dos estrellas de cinco, esperemos que en el siguiente libro “Hunting Prince Dracula”, Kerri Maniscalco pueda reivindicarse y no darse contra una pared como lo hizo con esta primera entrega.