Cuando una película es bien recibida por el público, habitualmente es considerada para una continuación. Este es el caso de La razón de estar contigo, un nuevo viaje, secuela de la película estrenada el 2017 que cuenta la historia de Bailey, un perro que reencarna en varias ocasiones en búsqueda del propósito de su existencia y que finalmente se encuentra ligado a su dueño –persona- Ethan.
La película retoma tiempo después del final de su predecesora mostrándonos a Ethan con Hannah en la granja de Michigan, junto a CJ y Gloria, la hija y pareja del hijo de Hannah, quien falleció en un accidente. Ethan y Hannah están preocupados por su nieta y por la falta de atención que ésta tiene por parte de su madre, sin embargo, las cosas se complican cuando Gloria y CJ dejan la granja. Ante esto, cuando llega el momento de partir de Bailey, Ethan -que ahora sabe que su mascota puede reencarnarse- le encomienda proteger a CJ, y que sea ésta su nuevo propósito.
La película no aporta mucho a la historia de Bailey, pues sigue la misma línea de la primera, un perro que a través de su vida intenta reencontrarse con su persona, enseñándole la importancia de amar y amarse. En este sentido La razón de estar contigo, un nuevo viaje entrelaza las vidas de Bailey para dar cuenta a través de la mirada canina temas complejos como el cáncer, el alcoholismo, las relaciones difíciles o la falta de confianza en si mismo, y que finalmente son tratados de forma rápida y amena.
A diferencia de La razón de estar contigo (2017), esta secuela está dirigida por Gail Mancuso, reconocida por estar a cargo de producciones basadas en la comedia, algo que se puede apreciar en la cinta, y que sienta una diferencia con la anterior pues en ésta pese al drama que aborda, todo está envuelto en finas capas de humor que a la larga son lo que quedan en mente.
Familiarizados con la actuación de Dennis Quaid como Ethan Montgomery y la voz de Josh Gad como Bailey, los ojos estaban puestos en las actrices Abby Ryder como CJ de niña y Kathryn Prescott como la joven, pues sería una de las protagonistas, y si bien su actuaciones no fueron excepcionales, si lograron el papel.
La historia no está mal, pero sin contar los últimos minutos de esta película, resulta ser innecesaria, pues el cierre de la primera es suficiente para ponerle un fin a la historia de Bailey. Una construcción simple con momentos preparados para hacer llorar y bromas que harán reír, aunque sean comunes, puede ser una buena recomendación para aquellos amantes de los animales que quieren pasar un buen rato.