Un libro, un personaje favorito y un final que disgusta, puede ser una situación normal en la que nos podemos encontrar a la hora de terminar una historia. Algo tan cotidiano como la acción descrita, Stephen King lo convierte en una narración extrema en la que la escritura se transforma en una herramienta de sobrevivencia ante los delirios de una fanática psicópata.
Deseaba evitar que le prestara atención, que pensara en él siquiera. Lo que quería era que se marchara. Tenía la sensación de estar en presencia del Ángel de la Muerte.
Misery nos trae la historia de Paul Sheldon, un escritor famoso que creó los libros de la serie Misery, precisamente el nombre de la joven protagonista que conquistó a sus miles de lectores. Sin embargo, Paul termina la serie con la muerte de Misery, porque está cansado de escribir novelas románticas y decide tomarse un tiempo para crear algo con lo que él se sienta bien, pero tiene un accidente y despierta en la casa de Annie Wilkes, una enfermera retirada que estuvo involucrada en varias muertes y que resulta ser su fanática número uno.
Uno de los aspectos más interesantes de la historia escrita por King, es la fórmula de dos personajes en un solo ambiente. Pese a lo que se pueda creer, el ritmo del libro nos mantiene alertas, a lo largo de las páginas se mantiene con la misma energía con la que parte y cada vez que cambiamos de capítulo nos preguntamos qué locura cometerá Annie.
En este sentido, la construcción de sus personajes está muy bien hecha en la relación protagonista-antagonista. Por un lado, Annie es un personaje que encarna el lado más oscuro de los seres humanos, obsesiva, psicópata y demente, todo el mundo está en su contra si las cosas no son como ella quiere, con arrebatos cada vez peores que los anteriores, mientras que con Paul, vemos como se va moldeando a la situación, y el instinto primario de escapar poco a poco va menguando hasta reducirse a si mismo a las pastillas y a terminar el libro de Misery por temor a la ira de Annie.
King sabe como sumergirnos en el terror psicológico, lo hace a través de cada capítulo y al final explota en suspenso en un final muy bien pensado. El libro se encuentra dividido en cuatro partes, y la última resulta ser un tanto larga para lo que aborda, pareciera que tratase de hacer un sobrecierre del que vemos al final del tercer apartado, y que quizás hubiese sido mejor unas dos o tres páginas extras en lugar de usar una cuarta parte.
Puede que no sepa que va a ser de Misery, pero sí se lo que nos va a pasar, a mí y a ti. Escribiré la palabra FIN, leerás el final y luego tú escribirás la palabra FIN
Misery es un libro en el que no es necesario describir varios escenarios y horribles criaturas para inmovilizarnos con el pavor y hacernos sentir que estamos siendo perseguidos, sino que, con sus personajes bien articulados y una narración detallada de sus horrores, nos hace sentir como si fuésemos nosotros los protagonistas de una película de terror.