Publicado en 2016 y reditado en 2018 bajo el sello de Libros del Fuego, La trayectoria de los aviones en el aire de Constanza Ternicier nos presenta la historia de Amaya Tripet, una joven que despierta de un coma inducido tras una crisis neurológica y que se transforma en un misterio tanto en el mundo de la protagonista como para nosotros, los lectores.
“Era el trip más extraño que te podrías haber pegado. La locura es un exilio y esta extraña enfermedad también”
La historia nos va mostrando en cada capítulo, el día a día de la recuperación de Amaya, desde que depende totalmente de sus padres para acciones básicas como comer o asearse, hasta el momento en que debe subirse a un avión para volver a su país natal y más tarde cuando regresa a la tierra que añora y se enfrenta a la experiencia traumática que vivió.
A lo largo de los capítulos, la autora juega con las voces narrativas, alternando entre una segunda persona que interpela al lector a compartir las emociones de la protagonista, situándolo en su lugar; y con una tercera persona que se mezcla con distintos formatos, correos electrónicos o retazos que el padre de Amaya deja registrado en su diario, para tratar de mostrar una visión más amplia de lo que se nos está contando. A lo anterior, se suma el uso de una lista de canciones, que de ser escuchadas en el momento exacto que la autora lo menciona, puede ser un apoyo a la lectura.
Si bien Ternicier se vale de distintas herramientas para enriquecer la narración, a medida que se avanza en las páginas, se echa de menos un poco más de descripción o más información de los momentos previos a la crisis de Amaya. Sin duda, fijar como punto inicial el despertar de la protagonista y dejar un final que cierra el ciclo de lo vivido por Amaya con uno de los personajes más significativos para ella, fue una apuesta favorable para Ternicier, el ritmo en el desarrollo decayó en algunas partes que quizás se pudieron haber aprovechado más.
Pese a ello, el libro puede ser una buena recomendación para aquellos jóvenes que están recién empezando a leer por voluntad, pero que se encuentran en un punto donde la lectura amerita un poco más de atención.
“Aunque las historias no se cierran nunca, siempre es posible volver a ellas, seguir escribiéndolas, a ver si algún día al fin acaban”
El título y la relación con el concepto de fondo de los aviones, es un camino interesante por el que la autora anda, pues deja abierto una abanico de interpretaciones que puede hacer el lector al cerrar el libro. Avión como libertad, avión como la espera de encontrar un lugar donde hallarse a sí misma, avión como una pausa. Sin embargo, todas estas nociones nos conectan al leitmotiv del viaje.
Las decisiones y las acciones en la vida de la protagonista la llevan a través de viajes que podemos leer desde distintas perspectivas: desde el interior, que nos muestra el proceso en que su mente se reordena y la búsqueda por su autonomía; desde lo físico, con la prevalencia de Amaya de un país del viejo mundo sobre su país natal que menoscaba por su fuerte crítica al contexto político-social; desde lo evasivo, a través de las drogas y la necesidad de experimentar de nuestra juventud. Por tanto, pareciera que los aviones fueran la representación de lo que Amaya es en esencia.
La trayectoria de los aviones en el aire es una historia sencilla que retoma lo que es ser joven, que exhibe la búsqueda de la identidad y la autonomía en una vida que, parecido a los aviones, va por altos y bajos, aterrizajes y despegues, cada uno necesario, para llegar al destino final.