Esta va a ser una de las reseñas más tristes que escriba. Porque al otro lado de la pantalla hay un amigo que, ni se imaginan la cara de alegría que tenía cuando me recomendó la serie de Nicky Jam, y siento que le destrozaré el corazón. –perdón Rodrigo, seré sincero-
Esta es la peor serie de Netflix que he visto en mi corta vida “netflixtica”. Esta serie es un intento errado por tratar de rescatar un personaje que, según cuenta la serie, cayó en lo más profundo de los vicios y supo levantarse para gritar a los cuatro vientos que se siente un ganador. Es un error, no por la trama, que ya es muy usada, sino por las formas que usa.
Esta serie es un refrito. Es un Frankenstein mal armado, una receta de algo que no vas a querer comer. Un poco de la serie de Luis Miguel, un trozo de telenovela venezolana ochentera, una pisquita de Telemundo, otra buena cucharada de matinal chileno y toneladas de vanidad y egocentrismo.
Cuando uno va en el capítulo 5, no tiene la más mínima sospecha que nos van a torturar con 8 capítulos más. El gran error, pienso yo, es que la serie es una oda al egocentrismo del cantante portorriqueño. Da la impresión que el reguetonero escribió el guión, dirigió la banda sonora, gestionó la producción y faltaba poco para que actuara en todos los papeles que había en la serie. Fue más que suficiente verlo narrar su propia perspectiva de su historia y a la vez verlo actuar lo contado. -¡Absurdo!-
Por otro lado, aunque la historia descrita tenía mucho de su drama personal y se podría intuir que mucho de ello se debió al contexto familiar y social en el que creció, el propio Nicky Jam se encargó de dejarnos claro que esa fue la razón, que él fue sólo una víctima de todo lo malo que hizo y que, a su vez, fue el gran arquitecto de todo lo bueno que le pasó. –Se pasó para ser “humirde” el cabro-
Ese último tema es complicado, porque trata dramas reales, pero se olvidó de las palabras responsabilidad y voluntad. Aquello es un juicio moral, sí. Pero es que la serie toca temas sociales y morales complicados, “ma encima” por una persona que se ha convertido en un referente para los jóvenes y adolescentes que gustan de su música. Entonces darle una perspectiva lastimera es un gran error como mensaje, independiente que alguien pueda resumir la serie como el drama de un personaje con talento, en un contexto social vulnerable, que supo triunfar superando la adversidad.
Entendí que efectivamente Nicky se siente un ganador, pero me guste o no su música, no necesito ver su vida actuada para que derroche arrogancia haciendo alarde de todas las mujeres bonitas con las que tuvo sexo, las varias casas que tiene por el mundo, los autos de lujo de su colección, las joyas que brillan en su cuerpo, etc. –ok, ok, ya entendí que te sientes un ganador-
Podría seguir, pero creo que ya quedó claro. Me parece que la actuación y la industria cinematográfica tienen en sus manos un gran poder de transmisión de valores. Toda película o serie, es en potencia un generador de emociones, reflexiones y contenido. No todas las producciones tienen que tener un mensaje, pero sí pienso que necesitan tener contenido que pueda lograr un fin estrictamente relacionado al arte, no al comercio o publicidad. La serie de Nicky Jam carecía de esto y destacaba un triunfo materialista por encima de aspecto humano.
Bueno, suficiente hígado por hoy. –perdón Rodrigo, sé que debes de estar rojo de ira conmigo-