El 12 de febrero se celebra un aniversario más de la fundación de la capital de Chile, como ya es costumbre puede que la fecha pase tan desapercibida como la historia que cuenta su escudo.
El escudo de Santiago del Nuevo Extremo, como la bautizó Pedro de Valdivia, tiene detalles muy poco conocidos para la mayoría de los santiaguinos. Es más, muchos de los capitalinos desconocemos que durante un período de tiempo se utilizó un escudo diferente al que hoy reconocemos y que en su simpleza tenía una cadena montañosa en su parte superior y la palabra “Mapocho” en el centro del mismo. Este aunque nos sorprenda, acompañó a nuestra ciudad por casi toda la segunda mitad del siglo XIX.
La misión para obtener de España el título de ciudad y su respectivo escudo, en el siglo XVI, fue designado a un tal Alonso de Aguilera (lamentablemente poco conocido) y la respuesta del mismísimo emperador Carlos V, la dio un 12 de febrero de 1552, mismo día en que Santiago cumplía apenas 9 años de fundada. Su escudo tendría la aprobación real un 5 de abril del mismo año. Cosas de la historia, un 5 de abril, 266 años después, “la muy noble y leal ciudad” de Santiago lograría su independencia de España en Maipú.
El escudo de Santiago narra una historia con sus símbolos. Vemos al león rampante, símbolo de la frontera o extremadura leonesa de donde proviene su fundador, Pedro de Valdivia. Lleva sujeta una espada de plata desenvainada, honrando al santo apóstol Santiago, patrono de los españoles, líder de una conquista y motivo del nombre de la ciudad.
El que la espada esté lista para el combate habla de la constante tierra de lucha que han sido estos territorios de Chile. Tanto el león y la espada van sobre un fondo plateado, la que tiene muy ricos significados, como la esperanza y la defensa de las doncellas y huérfanos. Hasta aquí todo nos habla de una tierra en constante enfrentamiento. Una tierra dura de conquistar dirían los mismos españoles.
A este blasón plateado la rodea un fondo azul, símbolo de nobleza y lealtad al rey, 8 veneras de oro, que no son más que las 8 conchas doradas que vemos hoy. Estas son un símbolo de Santiago el Apóstol y hasta el día de hoy quienes recorren el famoso camino de Santiago de Compostela en España, se llevan una de estas como recuerdo de la travesía.
Finalmente, sobre la discutida corona ducal, que ha sido retirada y vuelta a poner en diferentes periodos de tiempo. Lo cierto es que de las tres primeras ciudades fundadas por Valdivia, sólo el escudo de Santiago tiene esta condecoración que se les otorga a los fieles vasallos de la corona española. Esto no es menor, pues aún se repite coloquialmente y de forma equivocada, que esta ciudad en el extremo sur de los territorios españoles en América no gozaba del aprecio de los reyes, cosa errada si partimos con la molesta comparación con los escudos de otras ciudades coloniales.
Así que cuando vuelvas a ver el escudo de nuestra querida ciudad, no dejes de observar todos estos detalles y recuerda que la historia nos ayuda a comprender y valorar el presente.