Sinopsis: En el primer volumen, dejamos al protagonista deseoso de saber qué se oculta detrás del cuadro titulado La muerte del comendador. También ha aprendido a convivir con los extraños personajes y objetos que lo envuelven desde que se instaló en la casa en las montañas. Y, a petición de su vecino, ha empezado a esbozar el retrato de una peculiar adolescente, Marie Akikawa. Pero cuando esta, una tarde en que regresaba del colegio, desaparece misteriosamente, el protagonista se lanzará en su busca. Y para encontrarla no dudará en enfrentarse a lo desconocido, y tampoco a los terribles dilemas a los que su aventura va a conducirle.
¿Qué le ocurrió en el pasado al autor del cuadro La muerte del comendador? ¿Quién es el hombre sin rostro?… En este segundo libro, de ritmo acelerado y lleno de suspense, las incógnitas sembradas en el anterior volumen van desvelándose, y encajan en el lugar que deben ocupar, como en un puzzle, para que el lienzo entero cobre pleno sentido.
Este es un libro gordo perfecto para leer en un vuelo largo o en un bus con destino a al recóndito sur de Chile. Se trata de un retratista talentoso que desprecia su talento y que está fascinado por el anterior ocupante de la casa que ha alquilado (también un artista de cierta reputación). También se trata de un hombre cuya esposa se aburrió de él y lo echó (se fue), y cómo perdió el rumbo y se encontró a sí mismo y su arte de nuevo estudiando al artista que creó “La Muerte del Comendador”.
Como en su novela de 744 páginas ‘1Q84’, pasamos mucho tiempo preparando comida, contemplando pinturas y haciendo poco, pero la narrativa la salva la extraña adolescente cuyo retrato está pintando y su curiosidad sobre el hombre que la espía. – quien más extrañamente se ha hecho amigo del artista y quien cree que la niña es su hija. Es un cuento simple con dimensiones místicas, como cabría esperar de Murakami.
Creo que quizás tengas que ser un verdadero fanático de Murakami para disfrutar de su trabajo si empiezas aquí, pero me he acostumbrado a la lentitud y al acercamiento pausado a cualquier cosa que parezca una trama. Para ser honesta, realmente no importa. Uno aprecia este estilo o no lo hace, pero me encuentro curiosamente involucrada con cada pequeño detalle. Todos deseamos poder salir de nuestras vidas en algún momento y comenzar de nuevo, y este es un extraño manual sobre cómo hacerlo.
Para los amantes de los asuntos zen “La Muerte del comendador” es definitivamente uno para la colección.